domingo, 3 de junio de 2012

Del Origen del Término a la Concepción Científica de Cultura. Volumen I.


El Origen del Término Cultura y el Concepto de Cultura

Prof: Francisco Astudillo Pizarro 

 Material complementario a las clases sobre la temática cultura.

Debemos por tanto dar inicio a nuestro curso indagando sobre el devenir socio-histórico del término “cultura” y reflexionando conceptualmente respecto del mismo.
El término proviene del latín “cultus” (cuidado de los campos) este hecho es la raíz del origen literal del concepto cultura y surge específicamente en Francia, de esta forma se a documentado su “uso” ya en el siglo XIII como sinónimo de una tierra en particular cuidada o cultivada para luego derivar desde un estado de un objeto al de una acción, pasando a ser un verbo por lo que se comienza a hablar de cultivar la tierra o el ganado por poner un par de ejemplos de la acción de cuidar la tierra o cualquier otro objeto.
Imagen: http://fernandofraga.blogia.com/
Ya para el siglo XVI se observa una metamorfosis de sentido para el concepto siempre hablando en Francia de esta forma emerge la connotación metafórica del término  y paulatinamente comienza a considerarse el “cultivo” en sentido figurativo, con el que nociones que nos llevaran a entender la cultura como el cultivo (cuidado) del espíritu comienzan a emerger, situación coherente con las ideas de la época.
Se traslada la utilización semánticamente de literal a lo figurado fenómeno  que recién se hará extensivo durante el siglo XVII, esta transición y su idea central tendrá una notable influencia en la “ideología de las luces” de la ilustración.
En el siglo de las luces se impone ampliamente la idea de cultura como sentido figurativo en su utilización pese a no ser incorporado más que como “cultivo de la tierra” u otro objeto en la “Enciclopedia” vale decir en su sentido restringido (aunque la Enciclopedia no desconoce su utilización figurativa). Comienza la hegemonía de esta forma de utilización del término cultura, con lo que se hace habitual el “cultivo del espíritu” y otras acepciones similares como la formación del intelecto u el trabajo de la mente (los conocimientos) en un sentido de utilización metafórico. Vuelve de esta forma  a denominar un estado como en sus inicios pero esta vez ya no del estado de un objeto sino de la mente, del espíritu o el intelecto. Debemos contextualizar este hecho dentro del mapa ideológico racional y “progresista” de la época al realizar la lectura de este giro semántico y sus consecuencias, no debe dejar de considerarse que esta modificación semántica se enmarca en el proyecto de la modernidad. Pese a esto existió cierta resistencia a la idea hegemónica, progresista y singular de cultura representada principalmente por Voltaire.
Hay dos oposiciones dialécticas interesantes en el devenir de la idea detrás de lo que sería luego el  término aceptado…  por una parte la idea de naturaleza y cultura (una distinción u oposición conceptual entre conceptos de distinta naturaleza) y por otra cultura y civilización (una distinción u oposición en el campo semántico y lingüístico).
Respecto de la primera, la cultura es comprendida como toda producción humana, el conjunto de conocimientos y prácticas acumuladas y además es “lo” distintivo lo que nos hace diferentes del resto de los animales. Representa en estricto rigor la creación social humana tanto material como simbólica y por sobre todo la intervención sobre la naturaleza como espacio…… cultura y naturaleza están o más bien apuntan a dos extremos o direcciones opuestas, mientras más cultura (en tanto producción humana) existe menos naturaleza hay y viceversa.
En ese sentido dicha oposición nos refiere a dos direcciones, el naturalismo y el culturalismo como dimensiones extremas, de esta forma algunas escuelas de pensamiento tienen opciones que apuntan en algún grado a alguna de estas dos direcciones. Cuando decimos que refieren en alguna u otra dirección respecto al culturalismo y naturalismo queremos decir que plantean una mayor presencia y relevancia de lo cultural en su explicación paradigmática del mundo social, en algunos casos versus otras escuelas que dan mayor preponderancia a lo natural, en ciencias sociales vemos esto cuando se habla de naturaleza humana. Sin embargo ambos factores están siempre en dialéctica relación.
La oposición cultura-naturaleza va a ser fuertemente criticada en la antropología gracias a varios factores, primero los debates abiertos por el mentor de la antropología estructural francesa Claude Levi-Strauss en sus análisis estructurales de los mitos ya que en ellos el autor francés argumentaba se expresaban de forma estructural las disposiciones mentales humanas, disposiciones que según el modelo propuesto por Levi-Strauss se presentan mediante oposiciones binarias (siguiendo el modelo de la lingüística de Saussure y la fonología de Jakobson ).
Demás esta decir que Levi-Strauss fue un autor que realizó muy poco trabajo de campo (sólo en el comienzo de su carrera) por lo que en su planteamiento traspasa mecánicamente las categorías de la oposición binaria Cultura-naturaleza a los pueblos primitivos,, no obstante este traspaso sería criticado debido a un segundo factor.
Este segundo factor sería el incremento en el trabajo de campo y la teoría producida mediante trabajo de campo en diversos puntos del globo, lo que suponía un creciente proceso de encuentro con la alteridad cultural, representada en pueblos de diversas latitudes.
En relación a lo anterior, autores como Philipe Descola (por nombrar a uno) plantearían que la división de categorías cultura-naturaleza no puede ser proyectada más allá de los márgenes de la cultura que le da sentido, es decir que no podría aplicarse universalista mente puesto para muchas culturas no existe tal división entre cultura y naturaleza.
Por lo mismo en muchos sistemas lingüísticos no existe denominación que pueda referir a tal oposición puesto ambas (cultura y naturaleza) pueden ser comprendidas de una forma integrada. 
Posteriormente complementamos o planteado con una discusión a propósito de la noción de cultura.

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