El Origen del Término Cultura y el Concepto de Cultura
Prof: Francisco Astudillo Pizarro
Material complementario a las clases sobre la temática cultura.
Debemos por tanto dar inicio a
nuestro curso indagando sobre el devenir socio-histórico del término “cultura”
y reflexionando conceptualmente respecto del mismo.
El término proviene del latín
“cultus” (cuidado de los campos) este hecho es la raíz del origen literal del
concepto cultura y surge específicamente en Francia, de esta forma se a
documentado su “uso” ya en el siglo XIII como sinónimo de una tierra en
particular cuidada o cultivada para luego derivar desde un estado de un objeto
al de una acción, pasando a ser un verbo por lo que se comienza a hablar de
cultivar la tierra o el ganado por poner un par de ejemplos de la acción de
cuidar la tierra o cualquier otro objeto.
Imagen: http://fernandofraga.blogia.com/ |
Ya para el siglo XVI se observa
una metamorfosis de sentido para el concepto siempre hablando en Francia de
esta forma emerge la connotación metafórica del término y paulatinamente comienza a considerarse el
“cultivo” en sentido figurativo, con el que nociones que nos llevaran a
entender la cultura como el cultivo (cuidado) del espíritu comienzan a emerger,
situación coherente con las ideas de la época.
Se traslada la utilización
semánticamente de literal a lo figurado fenómeno que recién se hará extensivo durante el siglo
XVII, esta transición y su idea central tendrá una notable influencia en la
“ideología de las luces” de la ilustración.
En el siglo de las luces se
impone ampliamente la idea de cultura como sentido figurativo en su utilización
pese a no ser incorporado más que como “cultivo de la tierra” u otro objeto en
la “Enciclopedia” vale decir en su sentido restringido (aunque la Enciclopedia no desconoce
su utilización figurativa). Comienza la hegemonía de esta forma de utilización
del término cultura, con lo que se hace habitual el “cultivo del espíritu” y
otras acepciones similares como la formación del intelecto u el trabajo de la
mente (los conocimientos) en un sentido de utilización metafórico. Vuelve de
esta forma a denominar un estado como en
sus inicios pero esta vez ya no del estado de un objeto sino de la mente, del
espíritu o el intelecto. Debemos contextualizar este hecho dentro del mapa ideológico
racional y “progresista” de la época al realizar la lectura de este giro
semántico y sus consecuencias, no debe dejar de considerarse que esta
modificación semántica se enmarca en el proyecto de la modernidad. Pese a esto
existió cierta resistencia a la idea hegemónica, progresista y singular de
cultura representada principalmente por Voltaire.
Hay dos oposiciones dialécticas
interesantes en el devenir de la idea detrás de lo que sería luego el término aceptado… por una parte la idea de naturaleza y cultura
(una distinción u oposición conceptual entre conceptos de distinta naturaleza)
y por otra cultura y civilización (una distinción u oposición en el campo
semántico y lingüístico).
Respecto de la primera, la
cultura es comprendida como toda producción humana, el conjunto de
conocimientos y prácticas acumuladas y además es “lo” distintivo lo que nos
hace diferentes del resto de los animales. Representa en estricto rigor la
creación social humana tanto material como simbólica y por sobre todo la intervención
sobre la naturaleza como espacio…… cultura y naturaleza están o más bien
apuntan a dos extremos o direcciones opuestas, mientras más cultura (en tanto
producción humana) existe menos naturaleza hay y viceversa.
En ese sentido dicha oposición
nos refiere a dos direcciones, el naturalismo y el culturalismo como
dimensiones extremas, de esta forma algunas escuelas de pensamiento tienen
opciones que apuntan en algún grado a alguna de estas dos direcciones. Cuando
decimos que refieren en alguna u otra dirección respecto al culturalismo y
naturalismo queremos decir que plantean una mayor presencia y relevancia de lo
cultural en su explicación paradigmática del mundo social, en algunos casos
versus otras escuelas que dan mayor preponderancia a lo natural, en ciencias
sociales vemos esto cuando se habla de naturaleza humana. Sin embargo ambos
factores están siempre en dialéctica relación.
La oposición cultura-naturaleza
va a ser fuertemente criticada en la antropología gracias a varios factores,
primero los debates abiertos por el mentor de la antropología estructural
francesa Claude Levi-Strauss en sus análisis estructurales de los mitos ya que
en ellos el autor francés argumentaba se expresaban de forma estructural las disposiciones
mentales humanas, disposiciones que según el modelo propuesto por Levi-Strauss
se presentan mediante oposiciones binarias (siguiendo el modelo de la
lingüística de Saussure y la fonología de Jakobson ).
Demás esta decir que Levi-Strauss
fue un autor que realizó muy poco trabajo de campo (sólo en el comienzo de su
carrera) por lo que en su planteamiento traspasa mecánicamente las categorías
de la oposición binaria Cultura-naturaleza a los pueblos primitivos,, no
obstante este traspaso sería criticado debido a un segundo factor.
Este segundo factor sería el
incremento en el trabajo de campo y la teoría producida mediante trabajo de
campo en diversos puntos del globo, lo que suponía un creciente proceso de
encuentro con la alteridad cultural, representada en pueblos de diversas latitudes.
En relación a lo anterior,
autores como Philipe Descola (por nombrar a uno) plantearían que la división de
categorías cultura-naturaleza no puede ser proyectada más allá de los márgenes
de la cultura que le da sentido, es decir que no podría aplicarse universalista
mente puesto para muchas culturas no existe tal división entre cultura y
naturaleza.
Por lo mismo en muchos sistemas
lingüísticos no existe denominación que pueda referir a tal oposición puesto
ambas (cultura y naturaleza) pueden ser comprendidas de una forma integrada.
Posteriormente complementamos o planteado con una discusión a propósito de la noción de cultura.
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