domingo, 3 de junio de 2012

Del Origen del Término a la Concepción Científica de Cultura . Volumen II


Cultura y Civilización: El Debate Franco-alemán

Prof: Francisco Astudillo Pizarro 

Material complementario a las clases sobre la temática cultura.

Otra oposición relevante de destacar es como planteamos anteriormente es  la de cultura y civilización.
Dicha oposición de significado surge también en el sigo de las luces y deriva de la utilización del término civilización en un mismo sentido del de cultura, esto surge en Francia ya en el siglo XVIII  asociado a la refinación de las costumbres o los “buenos modales” también y muy ligada a la idea de progreso, casi el alma de la ideología ilustrada y que planteaba como un supuesto esencial la idea de “avance”, de un devenir de superación de los estados, en esta lógica la “civilización” viene a representar un “estado” de la humanidad en la que la ignorancia a sido abatida, superada y por tanto las costumbres y toda producción humana esta en su apogeo. No obstante ser el máximo estado de la humanidad no es definitivo, la civilización es siempre un proceso en desarrollo y por ello perfectible. Esta idea gana hegemonía en el pensamiento social francés de esta forma una linealidad de concepción lógica se instala tras el término civilización, y ésta lógica se encuentra fundada en el hecho de que se concibe “una” civilización, valida para toda la humanidad en “una evolución social”.
De esa forma en los albores del siglo XIX la forma sinónima de cultura y civilización era ya muy extendida y promovida en Francia.
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Este “forma” no dejaba de poseer un sesgo etnocéntrico[1] ya que los parámetros para evaluar el “grado” o “nivel de civilización” eran por cierto los de la propia civilización[2] (cultura) evaluada y esos parámetros eran el prima de observación  con los que esa cultura examinada a todas las otras tanto contemporáneas como anteriores. Como ya habíamos planteado la hegemonía de esta idea en Francia era quebrada por algunos intelectuales de la talla de Voltaire y Rousseau, aunque no dejando de ser una minoría no por eso dejaron de plantear una opción relativista de entender la civilización (cultura)[3].
Finalmente la idea de cultura y su asociación al término civilización fue una importación francesa relacionada a conductas y prácticas refinadas promovidas por la nobleza en Francia
Para encontrar una mayor adhesión a concepciones relativistas debemos mirar hacia Alemania, de la mano del término Kultur el que aparece en el siglo XVII  de una manera muy similar a  la manera francesa pero con un desarrollo propio, con sus propios tiempos y particularidades lo que llevó a configurar una diferenciación propiamente alemana en la concepción de cultura debido a la dialéctica[4] cultural que se dio entre burgueses y aristócratas, los primeros optaron  por el término Kultur propiamente alemán lo asociaban a profundos valores del espíritu y a la originalidad de su nación, lo segundos optaron por Civilización con una orientación más francesa del concepto.
Las particularidades de esta dialéctica llevo la diferenciación del campo semántica a una variedad de dimensiones culturales y sociales, las que sólo son comprensibles si observamos analíticamente el contexto en el que surgen, de esta manera las ideologías políticas y los estratos sociales entran a jugar un importante rol en  la explicación del debate interno de Alemania en la consolidación del término Kultur o cultura[5].
Por ejemplo, los burgueses alemanes ya para el siglo XVIII  se armaban del término Kultur para atacar a los aristócratas de “afrancesarse” en sus costumbres, de mirar para Francia, para construirse culturalmente y con eso de renegar de su identidad alemana al imitar las costumbres “civilizadas” de la corte francesa, puesto aristócratas de origen noble optarían no sólo por las prácticas francesas sino que también por la utilización de la idea de civilización. Hecho considerado como una demostración de superficialidad por parte de los aristócratas franceses. Francia había conquistado el triunfo en su proyecto ilustrado y moderno, políticamente había triunfado instaurando la república y el nuevo régimen[6], todo esto configuró un clima de éxito en el que fue desarrollándose un refinamiento en las costumbres, situación que fue dando cuerpo a la idea de civilización, concepto y noción rechazada por los burgueses alemanes y muchos de sus principales intelectuales como Immanuele Kant.
Es así en cambio como la burguesía alemana optaba por una tendencia más intelectualizada apoyando fuertemente a sus pensadores. La burguesía se decantaba por el “cultivo” del espíritu y del intelecto, veían en estas actividades el trasfondo indiscutible de los más profundos y originales valores.
En una mirada más  amplia y de carácter socio-histórica debemos reparar en los contextos sociales y políticos en los que se desarrollan conceptual e ideológicamente los términos y el debate cultura-civilización.
Por una parte Francia había sido protagonista de una de las mayores revoluciones de la historia y constituía una unidad nacional, un estado nacional robusto y orgullosamente homogéneo y con su concepción cultural anclada en el término “civilización” como triunfo moral e intelectual de una nación plenamente moderna, es esta la concepción que con admiración observaban los aristócratas y nobles alemanes quienes representaban una opción política conformista (en el contexto alemán).
Centrando ahora el foco de nuestro análisis en Alemania (de la época) vemos una fragmentación[7] de pequeños estados, por esta razón los pensadores alemanes burgueses levantan su propia cultura como elemento cohesionador del pueblo alemán con el objeto de preparar el camino para una unificación de los múltiples estados alemanes. Esta idea era particularista y se contraponía radicalmente a la de los pensadores franceses y sus seguidores dentro y fuera de Alemania ya que para la incipiente corriente de la cultura alemana la cultura tenía que ser tratada en plural, para ellos no había “una cultura”, una cultura humana universal como en el caso de la corriente francesa sino que había culturas, fundada cada una en su especificidad de esta forma se oponían a la negación francesa de las particularidades culturales por considerarlas “Poco civilizadas” o en muchos casos“salvajes”.
Johann Gottfried Herder en 1774 promueve la idea de Volksgeist o genio de cada pueblo, en otras palabras la identidad específica de cada pueblo siempre se decanta por la diversidad cultural y con ello la riqueza humana en contra del universalismo totalizador.
Paradojalmente la diversidad cultural que enarbolaban los pensadores alemanes que llamaba a poner atención en la propia cultura alemana, distinta de las otras culturas pudo haber sido el comienzo, el germen del nacionalismo alemán en el pensamiento social y con ello tal vez la cuna de su etnocentrismo también totalizador que terminaría en trágicos sucesos a mediados del siglo XX.



[1] Para comprender éste concepto ver secciones posteriores de éste documento.
[2] Más adelante ahondaremos en el hecho de que en Francia se haya extendido la utilización del término civilización en lugar del término cultura que fue adoptada en mayor medida por Alemania.
[3] Rousseau tendrá una toma de posición claramente identificada con la naturaleza (en el deber ser) en la posición entre civilización y naturaleza.
[4] Asociamos acá la idea filosófica de dialéctica al conflicto, en éste caso al conflicto entre dos grupos sociales divergentes en el seno de la sociedad alemana.
[5] Lo que asu vez nos da la oportunidad de aplicar las discusiones sobre estratificación social tratadas en clases.
[6] La conformación del estado republicano no deja de ser un elemento relevante, de hecho el estado francés heredado de la revolución adquirirá la categoría de paradigma.
[7] Nos sirve recordar que la unificación del estado alemán se produciría recién en 1871.

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